La empleada municipal, Norma Videla, fue robada mientras desempeñaba funciones en el área de Seguridad, específicamente en mesa de entrada. En un abrir y cerrar de ojos y producto de un olvido cuando dejo su celular, marca Motorola, en el baño. En el brevísimo lapso del baño a la cocina y mesa de entrada alguien tomo el costoso aparato de telefonía celular del sanitario de damas. La mala sangre le provocó una descompensación diabética.
"La chorra está acá adentro. Yo no salí ese día a la calle, esto fue acá adentro", declaró Videla antes las cámaras de TelpinTV cuando fue entrevistada por Verónica Santirso. Por otro lado, le mandó un mensaje al Intendente al manifestar que "antes de tomar al personal se investigue como son las personas para después darle trabajo".
Y la empleada no se equivoca, el área de Seguridad se convirtió desde hace casi tres años a esta parte en el elefante blanco del Municipio. Hace pocos días el personal que ejerce funciones en las cámaras de vigilancia no señaló el robo de dos motos del depósito de Tránsito. El hecho ocurrió a las cinco de la mañana, el malhechor tardó 15 minutos y si bien las cámaras registraron las imágenes, el personal a cargo no lo advirtió a las fuerzas de Seguridad. Las posibilidades se circunscriben a dos figuras: negligencia, u omisión por connivencia.
El elefante blanco de la Seguridad representa una erogación muy importante en el erario público municipal que no se condice con los resultados. Al contrario, la repartición de la calle Totoras se convirtió en el reducto donde van a parar los que ingresan por acomodo y favores políticos.
La inseguridad crece en Pinamar y las dudas se posan: en sí ello se debe al ingreso de foráneos a la playa verde argentina, o a la combinación de ineptitud y corrupción de las fuerzas, con el propio caudal de ladrones inherentes a toda ciudad.
Entretanto la Comisión de Seguridad del Departamento Legislativo, presidida por Mercedes Taurizano, se convirtió en un trampolín de seudos expertos parapoliciales con antecedentes discutibles que terminan en la función pública: Ibañez, Esperón y ahora Jouffre. En el caso de Mansilla, aunque no brotó de la comisión catártica, llegó a la ciudad junto a Otegui de la mano del concejal Dos Santos, para ofrecerle al ex intendente Muriale el ingreso de una línea de colectivo, cuando la crisis con la empresa Montemar alcanzaba un punto limite.
Regresando a nuestros días, y luego de la primera comisión del año respecto de Seguridad con vecinos, en la que Daniel Jouffre teatralizara un efusivo alegato de control y alzamiento de los vecinos en aras de la protección, fue convocado por el Intendente para unirse a la caterva de funcionarios.
Por tanto el hombre de Vecinos en Alerta, que alguna vez pasara fugazmente por la Dirección de Fiscalización en la era De Vitto, “fue invitado a colaborar con sus ideas para apuntalar el trabajo de prevención que se viene realizando” rezó la gacetilla de prensa enviada a los medios.
¿Una manera de acallar a los vecinos, distender al ambiente, o enmascarar la inoperancia? Como diría mi tía Angelita: “¡Eh…qui lo sa!”
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