lunes, 23 de enero de 2017

Nada cambia con Cambiemos, todo empeora

EL DESCONTROL EN LA VENTA AMBULANTE, LA AUSENCIA DE FISCALIZACIÓN, LA PRESENCIA DE BASURA Y ESCOMBROS, Y LA FALTA DE OBRAS Y MANTENIMIENTO EN LA INFRAESTRUCTURA EXISTENTE HACEN DE PINAMAR UNA PANORAMA DESOLADOR 

La presentación oficial de Pablo Bertozzi (actual director de Fiscalización)  fue hace poco más de un año, cuando se presentó en el Concejo en su rol de responsable de la Oficina Municipal del Defensor al Consumidor (OMIC). En esa oportunidad el tío del intendente Martín Yeza tiró sobre la mesa de trabajo de los ediles una extraña postura en favor de la empresa de celulares Movistar, incluido un boceto de contrato que se refería a las colocación de las antenas (que ya estaban instaladas y debían ser retiradas) en el frente marítimo, la propuesta nada tenía que ver con la función que debía cumplir el abogado Bertozzi. El director de OMIC fue despedido sin pena ni gloria por los concejales en un papelón poca veces visto.


En medio de renuncias de funcionarios como la del Secretario de Turismo, Alejandro  Bienaime, Bertozzi fue nombrado el frente de la Dirección de Fiscalización, y según las declaraciones vertidas en TelpinTV, dijo que contaba con seis agentes para todo el Partido de Pinamar. El contexto de las declaraciones se debieron al retraso de la entrega de los permisos de venta ambulante en playa. La fiscalización en temporada incluye la venta ambulante, además del control de los comercios, la basura, los boliches y más. La tarea es importante y el área es clave en la estructura municipal.

Bertozzi incurrió en varios errores en su declaración, como cuando asegura que la OM de Venta Ambulante es muy amplia en los rubros de comercialización. Nada más alejado de la realidad la norma es precisa y no permite que se ofrezca a los bañistas: sombrillas, sandalias, camisetas de  futbol, paelleras, anteojos, trajes de baño, accesorios de celulares chipa, sánguches de  milanesa, ensalada de fruta, torta frita, sushi, jugos y licuados. Todo lo mencionado es lo que se vende en la playa hoy por hoy, como tampoco se permite el desembarco de los foodtruks.

En medio del alejamiento de Martín Korin de la Dirección de Seguridad, manifestó que  una de las causas era “la incompatibilidad de criterios con el Intendente”. Además del cansancio que  implicó que la Guardia Urbana debiera suplir las funciones de Fiscalización y Tránsito. Áreas que perteneces a la órbita del subsecretario Sebastián Manrique y Pablo Bertozzi según cadena de mando.

Mientras Bertozzi se jacta de haber terminado con la corrupción en lo que se refiere a la venta ambulante, en la Fiscalía de Pinamar los vendedores radican denuncias de amenazas por parte de matones que estarían apañados por una estructura municipal superior a los inspectores.

El hombre en cuestión es el boxeador Mario Melo, sobre quien so pesan denuncias por amenazas. El modus operandi no difiere al de los tiempos pasados: Un caudillo que tiene vínculos con el poder de turno y proporciona negocios con facilidades para sacar los permisos, el vendedor que acepta queda bajo su órbita en condiciones desfavorables y cuando quiere salirse y sacar su propio permiso (tal cual lo exige la norma) empiezan los problemas con los inspectores, el impedimento para trabajar y las amenazas. Tal es el caso del denunciante  Nicolás Stempellato (vendedor ambulante desde hace 13 años) que sacó su  permiso y realizó el trámite personal de venta de choclo después de salirse del “padrinazgo” de Mario Melo (vendedor de choclo). La declaración  judicial revela acuerdos entre Melo y la estructura municipal. 

“Gordo traidor, andá a casa hablar con migo o te hago sacar el permiso por puto” (sic), fue la amenaza de Melo según consta en la denuncia. A ello le siguió lo propio, una mañana en el balneario Puerto Banus a Stempellato se le acercó el agente fiscalizador Arrollo y lo primero que le preguntó fue sí el carro era de Melo, a lo cual se le respondió que no. Entonces le solicitaron los papeles correspondientes y ante la presentación de los mismos, Arrollo le dijo: “Me dijeron de arriba que te retire el permiso y te secuestre el carro porque no tiene validez”. Pero en la declaración en sede judicial Stempellato dejó asentado, con copia del acta de inspección, que para retener el carro se argumentó el incumplimiento de la Ordenanza 1403/94 que se refiere a la prohibición de venta en la vía pública  cuando el escenario era la playa.  


Por otro lado los vendares agrupados denuncian que  Mario Melo tendría también la venta de licuados en Bunge y playa. El beneficio se debería a su estrecha relación con el concejal del Pro Rafael De Vito, quien desmiente este vínculo, aunque Melo lo esparce a los cuatro vientos desde la época en que el concejal se reunía con una fracción de vendedores ambulantes con la firme intención de cambiar la ordenanza existente en detrimento de los trabajadores.  

En la actualidad la proporción de vendedores ambulantes es de por cada vendedor con permiso habilitante, tres no lo están.  


Pese a las notas pagas y programas especiales en el canal TN, el tan promocionado frente marítimo y su restructuración no es tal. La playa de Pinamar está sucia, con escombros, caños de desagües superficiales y sin control en la venta ambulante y en la publicidad.

Una muestra de desprolijidad supina es el espacio donde converge la Av. Arquitecto Bunge y playa, allí se enclava la  emisora radial Estudio Playa, cuyos responsables pretendían una condonación de deuda referente al canon  del 2016 a cambio de supuestos arreglos de infraestructura. El lugar es un verdadero desastre. El espacio no está contemplado en la licitación del 2009 por lo que debería quedar libre de cualquier estructura según la OM 4442/14. 


Nada cambia en la gestión Cambiemos, al contrario, empeora, y el equipo maravilloso de jóvenes talentoso que prometía Yeza resulta ser cada vez más evidente que es un verdadero fiasco.    

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