EL DESCONTROL EN LA VENTA AMBULANTE, LA AUSENCIA DE FISCALIZACIÓN, LA PRESENCIA DE BASURA Y
ESCOMBROS, Y LA FALTA DE OBRAS Y MANTENIMIENTO EN LA INFRAESTRUCTURA EXISTENTE
HACEN DE PINAMAR UNA PANORAMA DESOLADOR
La presentación oficial de Pablo Bertozzi (actual director
de Fiscalización) fue hace poco más de
un año, cuando se presentó en el Concejo en su rol de responsable de la Oficina
Municipal del Defensor al Consumidor (OMIC). En esa oportunidad el tío del
intendente Martín Yeza tiró sobre la mesa de trabajo de los ediles una extraña
postura en favor de la empresa de celulares Movistar, incluido un boceto de contrato
que se refería a las colocación de las antenas (que ya estaban instaladas y debían
ser retiradas) en el frente marítimo, la propuesta nada tenía que ver con la función
que debía cumplir el abogado Bertozzi. El director de OMIC fue despedido sin pena
ni gloria por los concejales en un papelón poca veces visto.
En medio de renuncias de funcionarios como la del Secretario
de Turismo, Alejandro Bienaime, Bertozzi
fue nombrado el frente de la Dirección de Fiscalización, y según las
declaraciones vertidas en TelpinTV, dijo que contaba con seis agentes para todo
el Partido de Pinamar. El contexto de las declaraciones se debieron al retraso de la entrega de los permisos de venta ambulante en playa. La fiscalización en temporada incluye la venta ambulante, además del control
de los comercios, la basura, los boliches y más. La tarea es importante y el área
es clave en la estructura municipal.
Bertozzi incurrió en varios errores en su declaración,
como cuando asegura que la OM de Venta Ambulante es muy amplia en los rubros de comercialización.
Nada más alejado de la realidad la norma es precisa y no permite que se ofrezca
a los bañistas: sombrillas, sandalias, camisetas de futbol, paelleras, anteojos, trajes de baño, accesorios
de celulares chipa, sánguches de milanesa,
ensalada de fruta, torta frita, sushi, jugos y licuados. Todo lo mencionado es
lo que se vende en la playa hoy por hoy, como tampoco se permite el desembarco de los
foodtruks.
En medio del alejamiento de Martín Korin de la Dirección de Seguridad,
manifestó que una de las causas era “la incompatibilidad
de criterios con el Intendente”. Además del cansancio que implicó que la Guardia Urbana debiera suplir
las funciones de Fiscalización y Tránsito. Áreas que perteneces a la órbita del
subsecretario Sebastián Manrique y Pablo Bertozzi según cadena de mando.
Mientras Bertozzi se jacta de haber terminado con la corrupción
en lo que se refiere a la venta ambulante, en la Fiscalía de Pinamar los
vendedores radican denuncias de amenazas por parte de matones que estarían
apañados por una estructura municipal superior a los inspectores.
El hombre en cuestión es el boxeador Mario Melo, sobre quien
so pesan denuncias por amenazas. El modus operandi no difiere al de los tiempos
pasados: Un caudillo que tiene vínculos con el poder de turno y proporciona
negocios con facilidades para sacar los permisos, el vendedor que acepta queda bajo
su órbita en condiciones desfavorables y cuando quiere salirse y sacar su
propio permiso (tal cual lo exige la norma) empiezan los problemas con los inspectores,
el impedimento para trabajar y las amenazas. Tal es el caso del denunciante Nicolás Stempellato (vendedor ambulante desde
hace 13 años) que sacó su permiso y
realizó el trámite personal de venta de choclo después de salirse del “padrinazgo”
de Mario Melo (vendedor de choclo). La declaración judicial revela acuerdos entre Melo y
la estructura municipal.
“Gordo traidor, andá a casa hablar con migo o te hago
sacar el permiso por puto” (sic), fue la amenaza de Melo según consta en la
denuncia. A ello le siguió lo propio, una mañana en el balneario Puerto Banus a
Stempellato se le acercó el agente fiscalizador Arrollo y lo primero que le
preguntó fue sí el carro era de Melo, a lo cual se le respondió que no. Entonces le
solicitaron los papeles correspondientes y ante la presentación de los mismos, Arrollo
le dijo: “Me dijeron de arriba que te retire el permiso y te secuestre el carro
porque no tiene validez”. Pero en la declaración en sede judicial Stempellato
dejó asentado, con copia del acta de inspección, que para retener el carro se
argumentó el incumplimiento de la Ordenanza 1403/94 que se refiere a la prohibición de venta
en la vía pública cuando el escenario
era la playa.
Por otro lado los vendares agrupados denuncian que Mario Melo tendría también la venta de
licuados en Bunge y playa. El beneficio se debería a su estrecha relación con el
concejal del Pro Rafael De Vito, quien desmiente este vínculo, aunque Melo lo
esparce a los cuatro vientos desde la época en que el concejal se reunía con
una fracción de vendedores ambulantes con la firme intención de cambiar la
ordenanza existente en detrimento de los trabajadores.
En la actualidad la proporción de vendedores ambulantes es
de por cada vendedor con permiso habilitante, tres no lo están.
Pese a las notas pagas y programas especiales en el canal
TN, el tan promocionado frente marítimo y su restructuración no es tal. La playa
de Pinamar está sucia, con escombros, caños de desagües superficiales y sin
control en la venta ambulante y en la publicidad.
Una muestra de desprolijidad supina es el espacio donde
converge la Av. Arquitecto Bunge y playa, allí se enclava la emisora radial Estudio Playa, cuyos
responsables pretendían una condonación de deuda referente al canon del 2016 a cambio de supuestos arreglos de
infraestructura. El lugar es un verdadero desastre. El espacio no está
contemplado en la licitación del 2009 por lo que debería quedar libre de
cualquier estructura según la OM 4442/14.
Nada cambia en la gestión Cambiemos, al contrario, empeora,
y el equipo maravilloso de jóvenes talentoso que prometía Yeza resulta ser cada
vez más evidente que es un verdadero fiasco.
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