lunes, 19 de enero de 2015

El aguijón de la duda

LA DESINFORMACIÓN: PARADOJA DE LA INFORMACIÓN

Siempre entendí el periodismo como un arma para pelear contra la corrupción y las arbitrariedades entre otras tantas cosas. Aunque suene exagerado, un paladín de justicia que se nutre día a día del desafío en contra de los instintos más bajos. Fui educada en  la honestidad y en el reconocimiento del otro. Estos valores se ejercitan y se ejecutan día a día, no desde una diatriba banal,  sino desde la práctica que muchos pregonan y pocos alcanzan.

Esta mañana amanecí  con la terrible noticia del suicidio o asesinato del fiscal Alberto Nisman. Nos referimos al fiscal que esta mañana debía presentar las pruebas sobre el presunto pacto oficial para exonerar a los iraníes acusados. Y como gente del medio reflexione sobre la noticia.

Nunca me adelanto a emitir juicios, prefiero esperar y la prudencia me ha dado resultados. Pero en este caso la situación y el convencimiento de mis convicciones,  y aun siendo consciente de las  circunstancias que me exceden, me obligan a tomar la palabra y decir sin medio a equivocarme que este hombre tomó la decisión del cobarde que no pudo enfrentar la verdad. Esa verdad que puja por salir envuelta en las malas intenciones,  como las sudestadas en Pinamar cuando el cielo se oscurece y promete arrasarlo todo, mientras el mar furioso, brama, avanza y se apacigua, para dar paso a la calma de una mañana clara y luminosa.

Sin duda esta fue una operación política, cobarde, desesperada. La cual no forma parte de una maniobra aislada. Sin lugar a dudas es un golpe judicial, pergeñado bajo la estrategia de la incapacidad que se desarrolla a partir de una serie de acciones. Como la de negar  la posibilidad de una reforma y modernización del sistema judicial  que garantice la independencia de los jueces y establezca “un rol del Ministerio Público Fiscal acorde al mandato constitucional”. Y la necesidad de implementar un  sistema acusatorio que se debatió en la cámara alta. Desafío que llevó adelante el titular de la Oficina de Enlace Legislativo, Felix Croux.



O como por  otro lado, la Sala de Feria de la Cámara en lo Contencioso Administrativo Federal, rechazó la apelación de la Procuración, a cargo de la Dr. Alejandra Gils Carbo, y ratificó así la suspensión de la designación de 16 fiscales subrogantes.
Todo esto es poco conocido por la ciudadanía sin contar el descabezamiento de la ex Side, organismo al que respondía Nisman. O de personaje como Jaime Stiuso que los familiares de Memoria Activa denunciaron que no hacía nada, que no investigaba y que sólo se dedicaba a viajar y enriquecerse. Las visitas de Stiuso a la embajada de Estados Unidos quedaron reflejadas en los Wikileaks asi como que presentaba a los funcionarios de la embajada textos de órdenes de captura para que se los aprobaran y en algún caso tuvo que redactarlas otra vez (fuente Raul Kollmann).


Pero de esto los periodistas locales que como loros barraqueros repiten los enunciados de  internet no hablan, Porque no saben, ni se informan. Son opinólogos mediocres de lo virtual. En tanto la complejidad de la información subyace en lugares comunes dando lugar a la paradoja de desinformación.  

Anoche mismo en una charla de amigas  comentaba que este verano no se vio arruinado con la subida del dólar, como el emperador de las fatalidades. Y que las encuestas  recientes, como la consultora Rouvier y Asociados, le daban al Frente para la Victoria una intención de voto del 32,6%, y al mismo tiempo la Presidenta contaba con más del 50% de imagen positiva. Al cortar la comunicación tome conciencia de mis comentarios, y no sé bien si fueron los efectos de la reciente lectura del libro de Guillermo Sacomano, Terrible accidente del alma,  o una extraña “intuición”, que no deja de ser información acumulada, que un extraño escalofrío recorrió mi cuerpo. Y mi cuerpo no se equivocaba.    
 En algún punto hay que reconocer que parte del objetivo está cumplido. Porque lo consiguieron. Y tanto el fiscal fraudulento, como los anónimos, clavan el aguijón de la duda en el pueblo argentino, mal que se padece desde épocas de antaño.  Sin contar con el periodismo cómplice  (nacional, provincial y hasta local) que como mercaderes de las noticias putrefactas alimentan a las bacterias de la podredumbre que coloniza a los seres vivos. A riesgo que la comparación resulte inapropiada u ofensiva, es por demás representativa.   


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