miércoles, 20 de noviembre de 2013

¿Hacia dónde vamos?


OPINIÓN: POR ERNESTO FERRI

Pinamar está viviendo momentos difíciles y el elenco dirigencial continúa con su comportamiento errático. ¿Cómo serán los dos últimos años del MUPP en el gobierno? Muchas preguntas, pocas certezas.

¿Adónde vamos? Inquietante pregunta con demasiadas respuestas posibles.  Desde el punto de vista del “colectivo social” pinamarense, hace rato que quienes conducen los destinos del municipio no son capaces de imprimirle un sentido, un espíritu, en fin, una verdadera meta a nuestra comunidad.

La legitimidad de los mandatos esta tan cuestionada, y es tan cuestionable por sus resultados, que la gobernabilidad se resiente hasta el filo del quiebre institucional, como hemos observado en más de una oportunidad últimamente.


Este es un gobierno débil, hay que decirlo. Lo atestigua su historia, lo dice su accionar administrativo de alta discrecionalidad, poca transparencia y nula racionalidad, incluso lo dijeron las urnas en las pasadas elecciones: el estilo de conducción hiperpersonalista ya es cosa del pasado.

Hoy en día la complejidad de la situación exige la actuación de equipos, capacitados y con escaso margen para la especulación política, y cuanto más se ignore este imperativo mayores serán las complicaciones para el elenco de recambio del 2015, cualquiera sea su color político.

Y justamente de eso se trata, de que quienes ocupan “transitoriamente” el poder comprendan cabalmente el mensaje de las urnas y actúen en consecuencia, orientando el “fin del régimen” hacia una transición ordenada y evitando el efecto “banda en fuga”, que dejaría serios prejuicios en la administración de lo que es de todos los pinamarenses, y seguramente acarrearía serios problemas judiciales a sus protagonistas.

El intendente interino se encuentra actualmente en una nueva/vieja disyuntiva: cambiar o no el gabinete heredado.  El equívoco en el que incurrió al haber mantenido a los mismos funcionarios del Intendente destituido cuando él asumió, derivó en su imposibilidad de acumular capital político propio, continuando tristemente a la sombra de su jefe político.  En el segundo escenario post-elecciones las apariencias indican que el actual jefe comunal se mantiene dubitativo al respecto, realizando solo algunos cambios “cosméticos”, actitud que se explicaría en la especulación sobre la vuelta de Altieri a la cúpula del ejecutivo.  En esa “cosmética” podrían entrar algunos de los ex candidatos, mas como recompensa por haberse integrado a la lista del perdidoso MUPP que por virtudes administrativas o políticas.

En este orden de cosas la mirada se mantendrá puesta sobre el Concejo Deliberante, antes aún del 10 de diciembre cuando asuman los nuevos integrantes y se estrene “cuerpo ampliado”.  El “fin de régimen” descrito precedentemente tiene su correlato legislativo, razón por la cual habrá que seguir muy de cerca las decisiones del cuerpo y anotar con mucho cuidado quiénes y cómo votan lo que se vota, ya que la perdida de la mayoría automática es un fuerte aliciente para el “voto cachivache”, un voto que sirve solo a quienes están en el poder y no al pueblo pinamarense.

De lo que sucederá después existe una enorme especulación.  Los concejales electos aclaman a quienes quieran escucharlos su independencia e imparcialidad, creando un velo que se descorrerá con la primera sesión, cuando los verdaderos alineamientos salgan a la cancha.


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