viernes, 8 de agosto de 2014

La voz de la sangre puede más

HERENCIA GENÉTICA: EL NIETO DE ESTELA ENSEÑA MÚSICA EN UNA ESCUELA DE PATIOS ABIERTOS DE OLAVARRÍA


Todos los sábados, un grupo de jóvenes de Olavarría acude voluntariamente al taller de música que ofrece el Programa Patios Abiertos de su escuela. No es sólo la música; fascina una mirada distinta sobre esos chicos de un profesor que era completamente desconocido, hasta hace apenas unos pocos días.

Desde hace siete años, Ignacio Hurban viene trabajando en este espacio y construyendo lazos de contención social con sus alumnos de la Escuela Secundaria N° 1 y de otras escuelas. En el anonimato, como miles de maestros de la Provincia, asumió desafíos, labró vínculos y encontró respuestas y afectos suficientes para descreer de la pesimista visión sobre la deserción escolar, la marginalidad, de la desesperanza de los jóvenes.

“(…) Y descubrirás que te gusta la música, la ópera, la música clásica (¡qué antigüedad!), como a tus abuelos”, reflexionaba Estela de Carlotto, allá por 1996, en una carta dirigida a su nieto desaparecido en ocasión del cumpleaños número 18 del joven, anticipándose a lo que se habría de confirmar hace tres días. Eligió la música, como también su padre biológico, según se supo en estas horas.

Para sus colegas y compañeros en la Secundaria N° 1 es grato pensar en la paradoja de construir la propia historia en coincidencia con el legado de la verdadera, desconocida, pero maravillosamente heredada.

“¿Te acordás del profesor que te hablé?”, es la frase con la que Pablo Wagner, el director de la escuela, informó a su superior la noticia que el martes pasado conmovió a todo el país. El nieto desaparecido de Estela de Carlotto, la presidenta de Abuelas de Mayo, había sido identificado.

Hace tiempo que Wagner se había propuesto lograr un reconocimiento especial para la labor realizada por su profesor de música en el marco del Programa Patios Abiertos. Su informe da cuenta del minucioso trabajo con un grupo de adolescentes en un contexto de vulnerabilidad social y con una trayectoria escolar totalmente irregular.


De la mano de la música y de cierta herencia militante, Ignacio Hurban -como lo conocen en Olavarría- reconstruyó autoestima, confianza, respeto y en definitiva la posibilidad de un futuro. “Estos adolescentes hoy tienen una buena trayectoria escolar y por fuera están estudiando en el Conservatorio de Música local”, cuenta el director.

Otros pasos siguieron a estos: presentaciones artísticas y hasta la posible grabación de un CD. “Más allá de la música -dice Wagner- lo que Ignacio ha logrado es que esta sea además una escuela de vida, trabajar en valores para que tenga el significado que tiene que tener: primero la persona”.

Casi como una ironía, Wagner habla del “trabajo invisible que hacen estos profesores, desde el corazón”, refiriéndose a Hurban, el hombre del que más se habla en estos días en Argentina.

La noticia sacudió al distrito. “Para nosotros fue un impacto tremendo, primero como olavarriense, pero también creo que esto ha sido un corte transversal emocionalmente hablando, para todos los argentinos. Consideramos a Estela como la abuela de todos”.

Mónica Calzoni, coordinadora de Patios Abiertos, piensa en vos alta. “Cómo no me di cuenta antes”, dice al recordar las constantes charlas con Ignacio sobre los dolorosos años de la dictadura sobre los que él siempre volvía e insistía para obtener datos de las experiencias vividas por ella durante la dictadura militar. El trabajo en el Programa junto a Hurban forjó una amistad entre ambos que hoy la emociona de manera especial.

Como una película, desfilan anécdotas en su cabeza, como el relato del día de nacimiento de Ignacio -según los registros, el 2 de junio de 1978-. “Cuando vos naciste no había nadie en la calle. Con mi mamá pasábamos frente a un diario y de repente se escuchó un grito de ¡gol! tremendo; seguro que habías nacido vos”, le decía Mónica, aunque en realidad ese día se festejaba un gol de la Selección Argentina en el Mundial de 1978.

“Siempre hablábamos del valor de la familia, de la amistad y del valor que tiene la historia. Constantemente hablábamos de esa historia reciente tan dolorosa”, reflexiona la coordinadora.
“Su capacidad profesional es indiscutible, pero su condición humana trasciende cualquier límite”.






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