La Municipalidad de Pinamar entrevistó al artesano (tallador en madera) Marcelo Hernández. El artista cuenta detalles de su vida y su nueva apuesta en el ámbito municipal. La esperanza se sustenta en una futura ordenanza que garantice condiciones de trabajo y un paseo turístico en el que su arte sea tenido en cuenta:
Marcelo Hernández es un artesano, un artista que ha ganado batallas con sus maderas y herramientas, un creativo que a los 51 años reconoce que no tiene problemas en volver a empezar, porque en esta oportunidad volver a empezar para él es sentar precedentes, hacer historia.
"A los 13 años decidí que no quería estudiar más. De inmediato comencé a trabajar con mi papá, me convertí en el encargado de lustrar y reparar muebles antiguos. Así nació mi pasión por darle forma a la madera. Luego mi inquietud me llevó a investigar. Leí, probé, me equivoqué, corregí y descubrí que lo mío es el arte figurativo.
En los años 90 junto a otros colegas nos agrupamos para generar el primer paseo artesanal. Funcionó en el espacio que se encuentra camino a la Escuela Nº4 Arvis (Artes Visuales) que tiene acceso por la Avenida Bunge, a la altura de Shaw. Hoy la Municipalidad nos ofrece ese espacio nuevamente y eso me remonta a los tiempos en donde dábamos nuestros primeros pasos. Recuperar ese lugar es importante.
Si repaso mi historia personal, me siento un agradecido. Hace muchos años, Alfredo Benito, un restaurador del Museo Nacional me convocó a sumarme a su equipo para trabajar en proyectos muy importantes. Hicimos una iglesia entera con ocho o nueve esculturas. En ese equipo estaba Juan Carlos Pallarols y había otros artistas sumamente talentosos con los que hicimos grandes obras.
Aún hoy sigo trabajando en algunos proyectos de Alfredo. El último fue un Cristo que hicimos para la Clínica Bazterrica. Cuento esto porque quiero rescatar la importancia de compartir y aprender del otro. Aprender a confiar en tus capacidades, porque alguien confió primero en vos, eso fue lo que me pasó cuando este “groso” me sumó a su equipo.
Ser artesano es de todos los días, tenemos que trabajar muchas horas para hacer una pieza y muchas veces se "ningunea" su valor. Por eso como “profe” me interesa transmitirle confianza a mis alumnos y darles libertad para desarrollar su pasión. Con esas herramientas los artistas no sólo podemos crear, sino amortiguar los golpes ingratos del oficio.
Es muy importante para mi que hoy se quiera revalorizar nuestro trabajo desde la Dirección de Cultura. En mi caso, vendiendo mis obras pude hacerme la casa y criar a mis hijos, “laburé” mucho, pero también es cierto que la competencia fue muchas veces desleal y nos sentimos desamparados. Poder " aportar mi granito de arena" para que las reglas del juego sean claras y beneficien a nuestro sector, es un orgullo.
No es la primera vez que me invitan a trabajar para mejorar la situación de los artesanos. Pero hoy vuelvo a confiar y elijo sumar porque la Municipalidad nos convocó, nos escuchó y nos propuso trabajar en conjunto.
Si logramos implementar una Ordenanza, si podemos confeccionar el registro detallado de todos los que trabajamos en esta actividad y mantener un espacio fijo para ofrecer nuestras artesanías, que sea además un lugar de encuentro con la gente, habré cumplido mi objetivo. Sería como una victoria de todos los que la "remaron" como yo, y serviría para que los que vienen detrás sientan que su trabajo es valorado".
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