jueves, 20 de agosto de 2015

Un padre denuncia el abuso sexual a su hijita

EVA GIBERTI: “NO CREERLES A LOS NIÑOS Y NIÑAS ES ACUMULAR GOCES EN EL OCÉANO DE PERVERSIONES CON LAS QUE EL ABUSADOR SE SATISFACE” 

En noviembre del 2014 la doctora Eva Giberti publicaba en Página 12 “por tercera vez las estadísticas referidas al abuso sexual contra niños y niñas; el porcentaje mayor, estimativamente el 80 por ciento, es intrafamiliar”.

En Pinamar, un papá, Rubén Correa, denunció el 4 de febrero del 2013 a Martin Cañadas, amigo de la infancia, por haber abusado de su hijita que en ese momento tenía tan solo 6 años. El abuso de la menor fue durante el invierno del 2012. Desde entonces Correa busca justicia para que el abusador pague por su accionar.

El juez caratuló la causa como “Abuso sexual agravado por el tiempo”.

En una nota realizada por Telpintv Correa explicaba los hechos y se lamentaba por no haber visto las intenciones oscuras que tenía su amigo de toda la vida para con su hija: “Era como mi hermano” indicaba ante las cámaras. Por otro lado explicaba que: el peligro del abuso siempre está en los vínculos cercanos.


En esa misma nota manifestaba el descaro del abusador, ya que realiza las compras en un comercio muy cercano a su domicilio, en Valeria del Mar, rozando el límite de la restricción domiciliaria. 

Después de una larga lucha judicial y recolección de pruebas que implicaron pericias psicológicas para la niña, el acusado Martin Cañadas, optó por una de las posibilidades esperadas: se declaró culpable en el marco de lo que se denomina juicio abreviado. Esto le permitió esquivar la reclusión. De esta manera el juez lo sentenció “a la pena de un año de prisión de ejecución condicional dada la primeridad delictual y el acuerdo al que arriban las partes la inconveniencia del efectivo cumplimiento de la pena de privación de la libertad”. Por otro lado el acusado deberá “cumplir por el término de dos años con la obligación de someterse al Patronato de Liberados y abstenerse de acercarse a la víctima a menos de 100 metros del lugar en que se encuentre”.


Ante esta situación Correa, desilusionado,  reflexionaba en su cuesta de Facebook: “¿Qué le digo a mi hija después que tuvo la valentía de declarar en la Fiscalía y otras dependencias SOLA, sin cámara Gesell? ¿O cuándo lo crucemos en algún lado? ¿Qué le digo? Que le dieron un tirón de orejas para que se porte bien”.

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