PREPOTENCIA MACHISTA, FAKE NEWS Y APRIETES PARECEN SER LA METODOLOGÍA DE LA CÁMPORA PINAMAR CONTRA LOS COMPAÑEROS QUE DESAFÍAN EL LIDERAZGO DE ESTANGA.
La Cámpora Pinamar marcada por la misoginia y el ataque a las mujeres militantes, protagonizó este fin de semana un nuevo acto machista gravísimo. Las víctimas son aquellas militantes que no comparten la dirigencia dictatorial del hoy director de ANSES, Gregorio Estanga.
El personaje en cuestión es Gabriel González, puntero de Estanga, organizador de la Juventud de La Cámpora y “asesor” del diputado Cote Rossi en la Cámara de Diputado de la Prov. de Buenos Aires. Algunos piensan que el padrinazgo de Rossi ha potenciado a Estanga sin límites y en cascada repercute en el servicial González.
El tema se dio cuando una militante del Frente de Todos que viene sufriendo acoso, Fernanda Benítez, anunció en un grupo político de whatsapp la felicidad por su embarazo. La noticia provocó que González llamara a los compañeros hombres de La Cámpora y los felicitara por la paternidad del futuro hije de Benitez. Pero el diablo metió la cola, y un joven compañero que no estaba de acuerdo con la difamación dejó trascender los dichos de Gabriel Gonzales a la joven embarazada que no tardó en defenderse y pedir explicaciones.
No es la primera vez que el puntero de La Cámpora ejerce el machismo difamatorio contra las mujeres militantes. Todas dicen conocer su misógina. Otra víctima, de los hombres de La Cámpora (González no trabaja solo), es la concejal del Frente de Todo, Tamara Rosso, a quien la señalan de obtener favores políticos a cambio de felatios.
Todos (haciendo honor al espacio) señalan a Estanga como el artífice de los
aprietes, ya que ningún militante hace nada sin su consentimiento. También es
cierto que Grego (como lo llama la militancia) se ha dedicado a difamar a las
mujeres que pasaron por el espacio y que eran candidatas al protagonismo
político. No en vano, camaleonizado, dirige también el grupo de mujeres de La
Cámpora del cual hace uso y abuso. El grupo de mujeres funcionaría como ariete
político del ex concejal contra las organizaciones feminista y toda mujer que
tenga diferencias con el líder. No hay nada mejor para una defensa machista que
el orquestar un ataque de mujeres contra mujeres. Y en esta ocasión dichas
militantes gregorianas salieron en defensa de González, minimizando la
situación y agrediendo a Benítez, con perfiles falsos de facebook.
Antes de despedirse se refirió también a la activista feminista, Sheila Anzalone, marcándola como exagerada. Sheila de la organización Fieras realizo una publicación de repudio luego de hablar con Benítez. Tanto Anzalone como las organizaciones feministas pinamarenses, mantiene grandes diferencias con La Cámpora desde que Estanga defendió con artilugios políticos y patrañas al concejal Claudio Galarza, acusado penalmente por abuso de una menor. En ese momento se valió de las mujeres jóvenes de su organización para defender al edil. Desde entonces tanto González como Estanga han sido rechazados por las organizaciones feministas locales de participar en cada marcha.
Las Fake News de la Cámpora Pinamar
El otro costado oscuro que señalan las víctimas sobre La Cámpora son las falsas noticias que disemina la orquesta política de Estanga, apadrinado por Cote Rossi. Una militante llamada Valeria Sánchez tiene desde hace tiempo la misión de mancillar el nombre del concejal Carlos Conti al ponerle el mote de violento.
Los escándalos de La Campora Pinamar no cesan. Estanga está enemistado con los cinco concejales/as del Frente de Todos, a través de su gente apeló a todos los golpes bajo: prepotencia machista, difamación, aprietes y hasta golpes de puño. No obstante, los concejales y concejalas soportan estoicamente toda clase de embates políticos, ataques, tetras y mentiras que pretenden desacreditarlos y lo peor entorpecer el trabajo legislativo. Pero en esta novela gregoriana sin precedente, lo que más lamenta el bloque es que hasta ahora lo único que ha logrado el vencido candidato a intendente, es enlodar el Frente de Todos y esa es una desolación que los ediles no pueden superar.
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