EL CAMINO DEBERÍA SER LA CONCIENTIZACIÓN, PERO UNA FRACCIÓN DE LOS EDILES ELIGIERON EL CAMINO DE LA PROHIBICIÓN PARA LIBRAR AL AMBIENTE PLAYERO DE LAS COLILLAS DE CIGARRILLOS.
El último jueves,
en una sesión que tuvo todos los condimentos con muchos puntos referidos al frente marítimo pinamarense, el Concejo aprobó el programa
"Playa Libre de Humo" con una norma que básicamente prohíbe fumar en
cualquier lugar de la playa. Básicamente los fumadores podrán ejercitar ese
hábito dentro de un radio de cinco metros en torno a la colocación de
recipientes específicos destinado
exclusivamente a tal efecto, no pudiendo ser utilizado para otros usos. Todas
las colillas de cigarrillo, cualquiera sea su tamaño o características, deberán
ser depositadas en los recipientes indicados.
La ordenanza originada
en ProPin salió aprobada por los votos afirmativo de Carlos Conti (UC), Robeto Elorz, Guillermo Migliorini,
Daniel Bermúdez, Gabriela Ferretti (ProPin) y Gregorio Estanga (FpV), Rafael De Vito (Cambiemos).
Los ediles Camila
Merlo, Lucas Ventoso, Alejandra Apolonio (Cambiemos), Marcela Uhrig (UC) y Nora
Ponce (FpV) votaron negativamente. Por otro
lado Augusto Urrizola (Cambiemos) se abstuvo.
Nadie pone en
duda que el ecosistema marítimo es sensible y la acción antropica que ejercemos
lo pone en riego permanentemente. En busca de a morigerar los daños ambientales,
los pinamaerenses hemos desarrollado el hábito de prohibir con un ánimo
francamente punitivo en vez de seguir el camino de la concientización en
aspectos que van más allá de las dañinas colillas. Las prohibiciones nunca dan
resultado pero es el camino más fácil.
Por otro lado el
marketing ambiental está a la orden del día en el Concejo Deliberante con
ediles que se rasgan las vestiduras sin que el ambiente pinamarense les pida
tanto. Y no contar con la existencia de algunos ambientalistas que lucran con
la supuestamente noble actividad.
Las colillas,
los plásticos, los pañales, las bandejas descartables, las latas, los vidrios,
la yerba del mate, el combustible, los anzuelos, los soretes de perros, todo eso es perjudicial
para el ambiente y mucho más… alguno son verdaderamente peligroso para los
seres humanos que amamos la actividad playera
Concejales como
Lucas Ventoso, Marcela Uhrig y Camila Merlo explicaron en la sesión la impracticabilidad de una norma que no solo
será difícil de implementar y fiscalizar, sino que apunta al hábito de fumar,
cuando el problema son las colillas y todos los elementos que se arrojan en la
playa, y no trabajar en un verdadero cambio cultural que nos comprometa mucha
más con el respeto ambiental.
Mientras los
ediles focalizan en las colillas, en la región tenemos un basural a cielo abierto donde los municipios depositan la basura
convirtiendo el espacio en una bomba de tiempo. Ni hablar del tránsito
vehicular en las playas del norte o al sur de Carilo, como si esos espacios no
formaran parte del puntilloso cuidado.
A estas alturas cabe preguntarse: ¿si nuestros
representante van a elegir el camino del puritanismo ambiental no deberían
extremar las medidas para guardar coherencia? El interrogante no lleva a reflexionar sobre la cruzada ambiental (que
sin lugar duda debemos resguardar) no se convierta en una cuestión de simple marketing.
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