EL INTENDENTE MARTÍN YEZA Y SUS
ALIADOS POLÍTICOS
La frase: “Una imagen vale más que
mil palabras”, nunca será mejor aplicada para la foto que circula en las redes en
la que el Intendente Martín Yeza y el puntero político del PJ, Juan José Dos
Santos, se muestran sonrientes en la intendencia en una franca alianza política.
La imagen es una copia fiel de otros tiempos, solo que varía el intendente.
La sociedad política entre Juan José
Dos Santos (concejal mandato cumplido) y el intendente Martín Yeza arrancó en las
elecciones 2015, cuando el barco electivo que lideraba Pedro Elizalde se iba a
pique, después de que Dos Santos y su mujer, Nora Ponce, formaran parte activa
del gobierno sucesorio del destituido Blas Altieri, y que llevó a un debilitado
Elizalde a sentarse en el sillón de la intendencia tras la renuncia de Hernán
Muriale.
Dos Santos, logró la banca en el
Concejo Deliberante de Pinamar gracias a su contacto con Carlos Cstagnetto
(Kolina: organización del FpV) y la conquista de una lista que le ofreció a
Juan Ocampo en las elecciones del 2013. Ambos ingresaron al Concejo municipal en
monobloques. La historia se repitió en 2017 de la mano de Florencio Randazo
(PJ), para la ocasión los ediles unieron los bloques en una alianza electoral
de baja estofa. Pero esta vez la candidata escolta de Ocampo era Ponce. La ciudadanía
le respondió con el fracaso en las urnas.
Mientras Dos Santos fue concejal,
votó siempre en sintonía con la fuerza Cambiemos. La retribución de favores fue
escandaloso desde el mismo momento que el celular perdido del intendente Yeza (o
robado por uno del seqito), soplaba a los cuatro vientos la alianza con Ponce y
Dos Santos, ambos se servían en bandeja (de lata). Del acuerdo politico, Ponce recibió
un cargo en la oficina de migraciones en Villa Gesell. En cambio Dos Santos,
tenía garantizada la concejalía por dos años más.
Una vez concluido el mandato, el
oportunista concejal debía regresar a su cargo municipal de bajo rango, puesto
que consiguió a través de la administración de Rafael De Vito en 2008 cuando se
produjo un ingreso importante de personal al Municipio, el que se engrosó la
planta sin calidad laboral y con una carga importante en el erario municipal. La
metodología no era novedad, se había iniciado con Altieri cuando la planta municipal
crecía con gente sin oficio y sin estudios. En este sentido Martín Yeza no fue
la excepción a pesar de prometer lo contrario (metió los suyos y ajenos), para
lo cual Dos Santos hizo ingresar a sus
seguidores, en algunos casos gente impresentable y con carpeta psiquiátrica.
Nadie puede negar la habilidad del ex
concejal para camuflarse y la desfachatez simpática que lo reviste, según los compañeros
de bancas, inclusive de otros partidos, destacan esa destreza que le dan ese halo
impune y lo llevó a traicionar a todos y a todas.
Mientras Dos Santos ocupó la banca
fue sentenciado por estafa en los tribunales de San Isidro, la cedula de
notificación llegó al Concejo. A nadie pareció importarle. Aunque todo quedó en
la nada también habría sido uno de los partícipes de la contratación del hotel para
los policías durante el mandato de Muriale. En la actualidad, entre los
vendedores ambulantes de playa se escucha su nombre y el de sus secuaces, como
alguna vez fue el de Enrique Aria, en cocinas truchas, venta de churros y de permisos.
Hoy, Dos Santos en vez de regresar a
su puesto en el área de Fiscalización, desempaña funciones en Jefatura de Gabinete,
es una especie de nexo entre el intendente y las instituciones con dadivas de
por medio. Es el encargado de preparar
el terreno para el 2019. Por otro lado uno de sus punteros maneja el programa
nacional Argentina Trabaja. La estrategia de Yeza es clara y está en sintonía con
el gobierno Nacional; mientras aseguran que uno de los objetivos es reducir los
planes sociales y crear más puestos de trabajo, las cifras oficiales muestran
un fuerte crecimiento de los programas que dan mayor margen para las prácticas
clientelares, como Argentina Trabaja.
Después de dos años de mandato: el clientelismo,
la tranza en la playa, la ineficiencia municipal que se pretende tapar con
exigencias de más presupuestos, el descalabro en salud y la lista sigue, el
Gobierno de Yeza no representa el “Cambio”. Todo lo contrario, es una imitación
de sus antecesores, con un bonus track: los problemas de adicción que padecerían
muchos de los funcionarios del Gobierno de Cambiemos pinamarense. Si bien esta
situación es un grito a voces en todos los círculos municipales y periodísticos,
nadie se atreve a confirmarlo o negarlo.
Es una nube de dudas con muchos trascendidos que se posó en Shaw 76. Quizás porque
forma parte del debate entre la acción pública y/o privada. Pero lo cierto es
que cuando se trata de funcionarios que rige los destinos de la ciudadanía ese límite,
es muy delgado.
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