domingo, 3 de junio de 2018

El robo nuestro de cada día

EL VIERNES ME ROBARON POR SEGUNDA VEZ EN MENOS DE UN AÑO 

Por María Adelina Mercuri

Después de un largo día de trabajo y la culminación de una semana áspera, llegué a mi casa (mi refugio) y la encontré dada vuelta. No sé por qué razón siempre me digo: podría haber sido peor y guardo una extraña calma de acuerdo con un carácter (el mío)  un tanto explosivo, aunque las décadas y las circunstancias lo han ido calmando.  

Aún no realicé la denuncia policial porque honestamente “no creo en ella”, y de hacerlo, su destino será indefectiblemente la fría estadística. En el primer robo vino la policía científica, tomaron huellas que no sirvieron y demoró horas que pudiera recuperar mi casa. Esta vez no lo acepté, de allí que no denuncié en el momento. Solo tomé fotos y gracias a la ayuda invalorable de mi familia, me dediqué a recuperar mi casa que había sido profanada en lo más profundo de mi intimidad.

Cuando me robaron la primera vez, los efectivos policiales se dirigían al o  los  ladrones como “estos negros de mierda”, me resultó gracioso en franca paradoja.

En esta vuelta, se llevaron plata que para una laburante era significante, recuerdos de oro que tienen un valor más sentimental que monetario y una netbook que no creo que les sirva de mucho sin el cable de conexión electtrica. El dinero me dolió, sobre todo porque su destino era ayudar a mis hijas en un contexto económico que nadie escapa.

No puedo responsabilizar al ladrón, que por otro lado es un anónimo al que nunca conoceré.  

Responsabilizo al Secretario de Seguridad y al Intendente porque mienten. Y lo lamento por  Matías Yeannes, quien gozaba de mi consideración, pero se encargó en estos dos años y medio de defraudarme.

Mienten sobre la actividad de la guardia urbana que brilla por su ausencia.
Mienten cuando dicen que persiguen a los que comercializa la droga.
Mienten, porque siguen permitiendo el negociado de los lotes con fuga de información municipal y no escapa la participación obvia.
Mienten en la esfera provincial, porque los efectivos policiales no son ni aptos, ni profesionales.
Mienten, porque se escudan en perfeccionamientos realizados en la UADE que no sirven para nada.
Mienten, porque en la Secretaría toman personal inepto e innecesarios pagado por los contribuyentes, mientras desarticulan programas de prevención y echan médicos del hospital.   
Mienten, porque todas las redes de contención municipal están desarticuladas en un Pinamar cuya falta trabajo es el peor enemigo.
Mienten cuando dicen que los robos son cíclicos porque los ladrones salen de la cárcel. La inseguridad siempre se agudiza en el invierno porque las calles son de nadie.

En Pinamar existe una población en riesgo y vulnerable que nadie quiere ver. Si pudieran le descargarían un camión de arena para taparlos y destaparlos en cada elección. Pero lo cierto es que están siempre. ¡Existen aunque les pese!


Desarrollo Social a cargo de Eduardo Canitrot (un hombre que hace uso y abuso de su condición ex combatiente de Malvinas) también es responsable de esta inseguridad ciudadana.  Debo reconocer que con la excepción de Chali Audine, han pasado hasta la fecha, por la Secretaría de Desarrollo Social, una serie de impresentables que han hecho uso de la vulnerabilidad y las necesidades de la gente en función de votos. Y con un descaro supino se lo ve y se los escucha en el Concejo y en los ámbitos radiales o televisivos, hacer alarde de la deplorable función realizada. No existe la vergüenza para los impune. 

La culpa, no es del "negro de mierda", como se suele señalar. En todo caso le cabe la humana debilidad de no haber elegido algo mejor para su vida, y en ese egoísmo individual que le otorga la pobreza, se cree con el derecho de sobrevivir a cualquier precio, importándole  una mierda el mundo que lo /o la rodea.

No sé si hay culpables, pero si existen responsables. Responsable sobre la inseguridad nuestra de cada día, sobre la juventud que se pierda en el mundo de las drogas, sobre la falta de trabajo, sobre la ausencia de redes de contención y mucho más. Son responsables por mentirle a la gente. 



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